Muchos religiosos y religiosas, laicos y algunos obispos, estuvimos presentes, unos presencialmente y los que no se pudieron acercar, lo hicieron a través de Facebook, por donde se transmitió la vigilia. Nosotras, las hermanas estuvimos presente en la Iglesia “La Recoleta”, en el corazón de la ciudad de Lima, y el resto se unieron online.
Fue una vigilia de profundo silencio y dolor, preparada con mucho detalle por la Comisión JPIC de la CONFER.
Los símbolos utilizados fueron muy ricos y hablaron por sí solos, la cruz, manta con los 50 nombres de los fallecidos, la luz, texto de Ezequiel 37,3-5, compromisos personales de paz, …
El deseo de “Llorar juntos la muerte de tantos peruanos, peruanas”, lo llevamos a cabo con creces. Hubo momentos muy emotivos en los que nos costó contener las lágrimas, que en silencio surcaron nuestras mejillas.
Los cantos muy propios para la situación, entonados por el grupo Siembra y coreados por los asistentes.
Expresamos nuestro compromiso de amantes de la vida, promotoras y promotores del diálogo, sembradores de esperanza, buscadores de justicia, constructores de paz, uniéndonos a los carteles que desde los diferentes puntos de la Iglesia se fueron desplegando y proclamando:
- La sangre sigue clamando.
- Un llamado a nuestro compromiso.
- No permanezcamos sordos.
- Que nuestra presencia sea signo de paz.
- Fuente de esperanza, de encuentro en las diferencias, de diálogo
En silencio nos fuimos retirando, con el corazón lleno de dolor y la certeza de que la fuerza del Espíritu de Jesús, del Dios compasivo nos dará las luces necesarias para abrir brechas, caminos de diálogo, en este desconcierto que nos invade en estos momentos, con la esperanza de que otro país es posible.
Hna. Isabel Miguélez CCV